Existe muchas instancias donde me agrada solo contemplar, puede ser un paisaje, personas, animales, lenguaje, alguna película, en fin tantas cosas que tenemos para maravillarnos día a día.. Sencillamente, son en estas observaciones sin juicio,  donde obtengo mis mayores aprendizajes de vida.
Durante el proceso de pasearme por diversos colegios atendiendo profesionalmente a familias, docentes y cuerpo administrativo y técnico. He visualizado que para los niños “la nota” adquiere el significado de  “Trofeo”. 
Sacarse buenas notas es sinónimo de tener amigos, que los profesores los protejan, que los padres los consientan, que los abuelos se enorgullezcan….más para los hermanos puede ser cuna de comparaciones.
Dije, que extraña dinámica. Entonces la observación la dirigí a los docentes, donde se establece la situación de “Ranking Nacional” , es decir , por normativas gubernamentales en muchos países se mide el  nivel educativo que proporcionan las instituciones educativas, a través de pruebas que miden el nivel de conocimiento de los alumnos pertenecientes a un establecimiento.  
Conclusión, quien mejor puntaje obtiene, da por entender  al país  que   ese colegio o escuela  se encuentra en un excelente nivel académico, lo cual se proyecta, que los estudiantes tendrán mejores opciones a entrar  en la universidad. 
Eso conlleva a que cada pugilato por un cupo en el establecimiento sea un trofeo para el espacio educativo. Donde a mayor matrícula y demanda mayor ganancia.
Ante eso, los cuestionamientos imperantes se orientaron   hacia los padres. Fue entonces que en reuniones informales,  observé que los temas de conversación se regian hacia asuntos que tuviesen que ver con las  notas de los hijos, destrezas para algunas materias, donde se especulan las posibles profesiones que podrán elegir.
Esto se resumía, por ejemplo: Mi hijo tiene un promedio arriba de 80%, entonces es exitoso, o quizás destaca sobre la media en algún deporte, ante esa situación  los padres se adjudican las medallas. 
Si el hijo quiere estudiar o tiene intereses en carreras profesionales altamente compensatorias económicamente hablando y de prestigio social, eso se transforma en un plus asociado. Entonces ese hijo, pasa a convertirse en   trofeo familiar.
Esta mecánica de funcionamiento,  dirigió mi ser hacia la pregunta de ¿Qué entendemos por “trofeo”?. Etimológicamente trofeo se traduce como “vuelta” o “giro”, teniendo su origen en la raíz indoeuropea trep.
En las antiguas guerras espartanas (griegas) los monumentos eran alzados con los restos del enemigo en el mismo lugar donde éste se había vuelto en retirada, era conocido, ni más ni menos, como trofeo.
Sin duda el gesto ha cambiado, más no la intención. El trofeo es otorgado para alguien que ha sobresalido y distinguido  en alguna área específica. La intención es que para llegar allí hubo antes una competencia, por ende se relaciona en parte con los inicios de la palabra.
Cuando como padres o docentes damos importancia relevante a los “trofeos” estamos enviando un mensaje inconsciente a ese inocente que está aprendiendo a caminar por el mundo. Ese mensaje es; La valoración de ti mismo depende de cómo te valoren los demás.
Esta percepción puede llevar a ese niño a convertirse en un adulto carente de seguridad personal, con necesidad constante de aprobación externa y por ende su vida se puede tornar en una renuncia constante al querer ser visto por otros, sacrificando incluso a Ser su propia esencia.
Algunos a través de la frustración de no poder alcanzar los “trofeos” creerán que son poco valiosos, para las personas y se sentirán no merecedores de amor.
Otros lucharán sin importar valor ético alguno para conseguir lo que desea “la estatuilla del reconocimiento externo”.
Quien alcance “trofeos” se convertirá en uno, y creerá que el resto de la gente no es digna para él o ella, por ende puede llegar a aprovecharse de esa situación, porque siente que tiene “el poder”.
Llegó a mi corazón la palabra “Tesoro”, es hermosa su etimología, deriva del griego y significa, depósito, riqueza. Que deriva de la palabra griega “yo pongo”. ¿Se dan cuenta del sentido?
Cuando educamos a los hijos o alumnos desde ser cada uno de ellos un tesoro, estamos creando el mensaje interno de decir “Tú eres valioso”, entonces comienza a esforzarse por ser la mejor versión de sí mismo, porque se siente tan prospero (a), lleno de amor, de cualidades, valores, destrezas, habilidades, herramientas, etc.  Que confian con certeza que todo lo que necesita para construir sus sueños vive en él o ella y de la misma manera edifica sus relaciones con los demás, desde  la valoración de cada ser por lo que es, un igual a él o ella.
Entonces es libre para elegir y decidir porque comprende que “el trofeo” es sólo una consecuencia de un trabajo bien hecho y no el fin.
Cuando educamos a los hijos o alumnos teniendo la visión de trofeo, estamos depositando en ellos una carga emocional muy grande, la cual  ellos la perciben como su propia responsabilidad y la van haciendo misión de vida, por la sencilla razón de sentir que es la única manera de sentirse amados y aceptados por su propio sistema familiar.
De esta manera, comprende inconscientemente que el amor es condicionado a los logros.
¿Se comprende la diferencia entre educar para ser un tesoro y un trofeo?
La elección es tuya….. ¿Desde dónde educarás a los hijos o enseñaras a los alumnos?
Claudia Rodríguez Rolin
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