Existen heridas que ante el sentir de un niño provoca trauma y divide su SER. Desde su observación totalmente concreta, sólo percibe lo que ve y lo que ha aprendido de las emociones en su referente más cercano, incluyendo desde el momento que se ha gestado y todo su proceso de evolución y crecimiento en el vientre materno para luego ampliarse a las personas que van interactuando en su hogar.
Y así sucesivamente mientras crece se expande luego al área social- cultural a nivel de colegio, amigos, comuna, ciudad, país, ¿Cómo entender esto? Ejemplo cuando Papá o mamá los dejan en su primer día de clases para algunos puede significar QUE LO ABANDONAN POR SIEMPRE y ocasionar un trauma aunque luego Papá o mamá lleguen a buscar a su hijo (a). Esta situación puede que quede en el inconsciente, como puede que sane a través de las experiencias de vida posteriores. Si es que, quedase en el subconsciente pues quizás a futuro en sus relaciones de pareja, no desee comprometerse o auto-sabotea sus relaciones antes que lo dejen a él o ella. Como también se verían disminuidas sus relaciones interpersonales. ¿Cuáles serían estas heridas más recurrentes? Las cinco heridas del alma más comunes son: – El rechazo – El abandono – La humillación – La traición – La injusticia ¿Qué podemos hacer para que los aprendizajes de vida de un niño sean adquiridos de manera fluida y como parte del tomar recursos y herramientas para la vida? La solución va muy ligada al proceso del desarrollo del pensamiento de un niño, conversar, comunicarle, enseñarle desde el mundo infantil para que sea realmente aprehendido y tomado como una herramienta para él o ella. La idea es que sean ustedes Padres quienes aporten de estas hermosas experiencias, evitando que sea la televisión u otro organismo quien asuma esa labor. Puede ser a través de juegos lúdicos como a través de cuentos o historias. Así cuando el niño (a) se vea enfrentado a nuevas situaciones, las tome como un proceso de vida en crecimiento y no como un golpe inesperado que le da su existencia. Sintiendo que ese aprender vino de Papá y mamá otorga mucha fuerza y confianza al menor.
Con mucho cariño;
Claudia Rodríguez Rolin