Muchas de las familias que visitan mi consulta, lo hacen por lo general por derivaciones de otros profesionales o porque algún docente les ha sugerido que recurran a un especialista.
Cabe destacar que existen diversos motivos y variables por las cuales desencadenan la presencia de dificultades para aprender. Estas causas no sólo afectan a los niños, adolescentes y jóvenes, sino que también a los adultos.
La diferencia se encuentra en el cómo nos percibimos en el mundo, porque hemos aprendido a ver la vida de una determinada manera, y desenvolvernos en ella, según nuestras propias experiencias. Estableciendo así, una zona de confort donde nos acostumbramos habitar, pensando que tal cual está, es nomal o excusándonos en la frase “es lo que me tocó vivir”.
Y la incertidumbre de hacerlo diferente, puede provocar un desajuste o desequilibrio interno que quizás el adulto no desea vivenciar. Es por ello que el movimiento de cambio, es elección de valientes, porque es transitar por el viaje del héroe según lo expresa la mitología. Lo que no somos capaces de ver, es que siempre es para mejor, porque lo que no te bota te hace más fuerte.
Te sugiero investigar la vida de muchos hombres y mujeres, existosos en su área, donde antes de dar con su sueño cumplido probaron una y otra vez, desarrollando estrategias diversas para alcanzar sus objetivos. Donde cada rechazo, frustración o fracaso los llevó a reinventarse cuantas veces fuese necesario, sin claudicar, hasta llegar al sitio en el cual están.
Primero que todo, debemos considerar que el cuerpo es una máquina que cumple multifunciones y que cada una de ellas se encuentra interconectada con otros procesos que colaboran hacia una función específica, mantenernos vivos.
El aprendizaje mirado desde la adquisición de sabiduría y conocimiento no está exento de ello. Las funciones ejecutivas, blandas y cognitivas, se encuentran vinculadas estrechamente con las experiencias, creencias y con las emociones individuales.
¿De qué manera actúa esta trilogía?
Esta trilogía actúa de la siguiente manera. Cada uno de nosotros se encuentra inmerso en una cultura país que contienen tradiciones, normas y creencias que nacen desde el seno familiar. Este es nuestro primer contacto con la percepción de la existencia, nuestro entorno más cercano.
Desde ese ejemplo con las carencias y benevolencias existentes vamos adquiriendo nociones de cómo es el mundo.
En la medida que vamos creciendo y nos vamos vinculando con la existencia, estamos descubriendo y asimilando la vida a través de las experiencias personales, las cuales van formando nuestro conocimiento y desarrollando a través de la comprensión, nuestra sabiduría interna. Ellas pueden reafirmar las creencias culturales y familiares, como también colocarlas en duda.
Estas experiencias son adquiridas a través de nuestros sentidos, por ende aunque una misma situación sea vivida por dos personas, al mismo tiempo, la apreciación de ella será diferente una de la otra, ya sea en uno o varios aspectos. Todo dependerá de cuáles fueron los sentidos involucrados por cada individuo en la aprenciación y asimilación de la realidad vivenciada.
De esta forma se retiene la información y se procesa. Ahora, en este movimiento de sensaciones, la conexión con la emoción intensifica el aprendizaje, guardandose en la memoria de largo o corto plazo según las prioridades individuales.
Siendo este recuerdo evocado y aplicado según las necesidades de la persona. Las cuales pueden tener un beneficio directo o manifestar inconvenientes, en el resultado.
Transformandose en un contiuo proceso de medidión, donde vamos incrementando o adaptando la información contenida, según consideremos si aquello nos resta o nos brinda fuerza.
Ejemplo, si mi narrativa es la siguiente:
Experiencia de infancia:
A los 4 años entré en un cuarto oscuro, con mucho olor a humedad, el frío que allí había calaba los huesos. Y de pronto tropecé con algo que me hizo caer y al hacerlo mis manos se posaron en el suelo tocando algo gelatinoso, sentí escalofríos en todo el cuerpo. Recuerdo que me levanté asustada y salí corriendo.
Experiencia adolescente:
Estábamos jugando con mis amigos cuando uno de ellos sorpresivamente coloca en mis manos plastilina gelatinosa. Grité y salté del susto y vino a mí el recuerdo a un aroma húmedo.
Mis amigas me preguntaron por qué tan exagerada mi reacción….
Experiencia adulta:
Fui a ver una casa que alquilaban, y al entrar sentí ese aroma húmedo que me hizo sentir escalofríos. Sentí en mi pecho la incomodidad de un palpitar inquieto y decidí no alquilar.
Solución
El adulto al reunirse con su madre le cuenta, su vivencia. La madre escuchando atentamente le manifiesta: -¿Acaso no te acuerdas que en el pasillo te encontraste conmigo y fuimos a ver lo que tanto te asustó? Recuerdo que encendí la luz y fuimos al lugar que caiste y alli nos dimos cuenta que habias escondido el postre del almuerzo que era gelatina.
Reprogramación :
Al comprender la situación ese adulto, desvincula la asociación emocional con las sensaciones, para luego re esctructurar la experiencia a nivel cognitivo “era gelatina”. Y se restablece el equilibrio fisico, mental y emocional.
De la misma manera resulta cuando aprendemos desde la motivación y el interés. Es así como comenzamos a construir nuestra percepción de la vida, y con esa base de datos vamos creando códigos que en ocasiones representan creencias aprendidas que pueden limitarnos o empoderarnos.
Y bajo estas variables nos abrimos al mundo o lo encasillamos para observarlo desde el tamaño del ojo de la puerta.
Nuestro sentir y nuestra mente guardan un compilado de información que requieren de un orden y gestión integral, para que puedan desarrollar e incrementar nuestras capacidades y destrezas personales.
Claudia Rodríguez Rolin
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