Cuando el vínculo afectivo entre padres e hijos se interrumpe puede afectar la capacidad para aprender

“Las emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo, obstaculizando cualquier intento de atender a otra cosa”

Daniel Goleman (inteligencia emocional)

¿Qué es un vínculo interrumpido?

Es la interrupción del movimiento amoroso de los hijos, hacia la madre o hacia el padre.

Donde en este estancamiento del vínculo parental,  se va creando un lenguaje interno en el niño, generando  una narrativa  o guion particular que se transformará en la manera que tiene de percibir la vida.

Así es como va adquiriendo pautas de comportamiento y conductas que a futuro irán atrayendo situaciones adversas (aprendizajes) o favorables. Según sea el caso.

Los vínculos entre padres e hijos presentan un tiempo distinto, donde en primera instancia se hace necesaria la vinculación afectiva con la madre, para luego propiciar el acercamiento hacia el padre. La manera en que los hijos se vinculan con la madre es como aprenden a percibir la vida, y la forma en que se vinculan al padre es cómo aprenden a construir su mundo.

La interrupción del vínculo con la madre, con el padre o ambos, trae consigo consecuencias en el aprendizaje.

Caso 1:

Madre castigadora y padre presente pasivo, hija adolescente.

Hija habla tardíamente, le cuesta expresar sus emociones, manifiesta dificultades en lenguaje en redacción, en comprensión lectora y resolución de problemas. Dificultades en atención y concentración. Problemas de enfoque.

Presenta una edad emocional infantil y percibe el mundo de esa manera. Le teme a la vida y la observa como una constante lucha que a través de sus fracasos, siente que merece ese castigo. Manifiesta problemas de sobrepeso.

Caso 2:

Madre se hace cargo de su hijo, padre no reconoce a su hijo. Hijo adolescente.

El hijo, presenta dificultades significativas en razonamiento lógico. Sólo desarrolla su hambre intelectual y pierde contacto con sus emociones, pese a tener habilidades artísticas plásticas.

No se da el permiso de desarrollar sus talentos. Y fracasa repitiendo un mismo curso dos veces. Se siente disociado y no merecedor de cosas buenas.

Que hacer:

Si trabajas todo el día, planifica y dedica tiempo a tus hijos, donde ese momento te encuentres con los 5 sentidos puestos en ellos.

Escucha y sienten lo que tengan que decir. Quizás para ti no es importante porque eres adulto, pero tu hijo está recién aprendiendo del mundo.

Abraza a tus hijos y manifiéstale tu amor a través de hechos y refuerza con las palabras la acción. Solo así el lenguaje se convierte en verbo de amor.

Sana tus heridas como mujer o como hombre. Cuando mantienes conflictos pasados no resueltos, no estás presente para esos hijos y ellos perciben esa ausencia. Creando en ellos un vacío interno que no se recupera,  desarrollando a futuro  una actitud de inseguridad ante la vida que afectará a su autoestima y rendimiento escolar.

No hables más del otro progenitor a tus hijos, cuando lo haces ellos por lealtad se disocian internamente lo que puede acarrear graves consecuencias a futuro.

Se parte activa en la construcción de sus aprendizajes, apoya sus talentos, cuéntale cuentos, juega, enséñale a sumar, restar, construye a través de las experiencias un lenguaje de amor que le permita desarrollar habilidades.“Las emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo, obstaculizando cualquier intento de atender a otra cosa”

Bibliografia sugerida:

Teoría del apego y psicoterapia Jeremy Homes

Claudia Rodríguez Rolin